FICCIÓN
Calandrias y gatos
Sonríen. Recuerdan. Se miran. Se entrelazan las manos y sus ojos brillan al unísono.
El sol parte al medio la sensibilidad. Un páramo edénico.
Palabras...
Vocablos, juramentos, compromisos, recuerdos; imágenes acústicas que me traspasan y me desarman y arman al compás del sol que parte al medio.
No existe la alegría del día más feliz ni la desdicha llamada vida.
Y ese estado cambiante en ellos ha cambiado en mi.
El regreso, el egreso, la presencia, la ausencia; contradicción metafísica, sinónimo, antónimo, ying-yang.
El sol, árboles y una letra en el cielo hecha de plumas. Naturaleza viva entre la luminosidad de un día que no alcanza a aclarar la tempestad del alma.
Calandrias y gatos. Un beso, una caricia, un sueño.
Ese otro animal noble a lo lejos me mira y desafía.
Amaina y no cambia, la paz contagia... pero no calma.
Agua.
Esa mirada mojada, esa caricia y ese gesto. Tiemblo.
Un abrazo y los ojos.Deseo errático y desmemoria ¿Hubo alguna vez?
No recuerdo...
Luna llena.
Retorno y mirada al cielo.
Las estrellas, las de siempre. La nostalgia y los momentos. Él, allá. Ellos. Yo, acá.
Juguetes de gatos sin calandria. Una foto. La mirada, pero unívoca y unidireccional. Antónimo acuático. La puerta se abre, la realidad me atrapa.
Y el tiempo pasa y el mundo se desvanece. Las agujas del reloj continúan inexorables.
Inexpugnables.
El camino pareciera haber llegado a su fin, sólo resta decrecer. Descreer. Reescribir.
Y volver al mismo punto: ¿Hubo alguna vez? ¿Habrá alguna vez?
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Nota del autor:
Publicado originalmente en diciembre de 2013 en "poesía anónima", una selección de poemas virtual que actualmente ya no está disponible en la web.