Lucro cesante

La invasión llegó - Restaurar Sistema

EDITORIAL

Lucro cesante

 

Hoy se cumplen 10 años. Cambió todo y no cambió nada. 

Efectivamente, cambió mi forma de salir de noche, cambiaron algunos lugares que "se pusieron las ponys" y otros desaparecieron. 

Casualmente (o no), todos los sitios que frecuentaba murieron o debieron reformularse. 

Cambió el horario de los recitales y de los antros, mi presencia allí también cambió, sea como espectador o como guitarrista arriba del escenario. 

Todo es distinto pero también es igual.

Nunca me gustó la banda ni me empezó a gustar después de eso. Pero jamás pude entender cómo el 31 de diciembre, un día después del incendio, la gente festejaba, brindaba y (¡qué bonito!) llenaba el aire de pólvora y pirotecnia.

"Divertirse es estar de acuerdo", dijo Theodore Adorno una vez.

Mi viejo era director de una Unidad Sanitaria y un par de días después me contó "lo de esa pila de pibes y pibas quemados" arriba de una mesa, tirados en un patio bajo el sol. 

Yo mismo en esa época comenzaba a dar mis primeros pasos en esto del "trabajo en blanco", en una empresa de ambulancias y fueron semanas (no una sola noche) donde pasamos de la angustia al humor negro, como para matizar el asunto.

Hoy Fontanet sigue arriba de un escenario e Ibarra se postula como candidato. Carlotto defiende a Callejeros. Parece sacado de una película de esas donde un tipo cae en una dimensión donde todas las cosas son "al revés de como deberían ser". Que Chabán, dueño del boliche haya gritado un rato antes "Paren con las bengalas. Porque sí acá se prende fuego no sale nadie" (testimonio de un sobreviviente) y Callejeros haya salido a tocar igual, habla de la falta de humanidad y conciencia. Que el lugar haya abierto así como estaba, sin puertas de emergencia y que la banda lo haya aceptado, con 3000 personas más de la capacidad del lugar, no tiene sentido común. Y también habla de una contradicción de Chabán. 

Pero hoy... todo sigue igual, como dice el Pity.

Ni Callejeros, ni Chabán, ni nadie, quiso y buscó la muerte en Cromañón. Pero estaba en las posibilidades. Lo gracioso no es eso, sino sus defensas, sobre todo la esgrimida por la banda, de hacerse los que no sabían ni conocían nada, cuando ellos mismos arengaban sobre el uso de las bengalas. Lo más triste es que de un modo u otro puede volver a pasar.

En definitiva, mientras el lucro sea el motor de todas las cosas, el humano no tendrá más valor que el de lo que puede poseer.

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Nota del autor:

Artículo publicado en el Facebook del autor al cumplirse 10 años del incendio en República Cromañón, que provocó la peor tragedia mundial en la historia de la música de rock y una de las mayores tragedias no naturales en Argentina,  dejando un saldo de 194 muertos y al menos 1432 heridos. Para más información acceder a este link en Wikipedia.